Industria y Desarrollo Rural del piñón ibérico

La industria asociada al piñón piñonero está muy bien desarrollada y se caracteriza por una gran capacidad productiva.

Un amplio conocimiento del proceso y un buen posicionamiento en los mercados nacionales e internacionales. Sin embargo, sin producción no puede sobrevivir.

La sostenibilidad económica y medioambiental de las 400.000 ha de hectáreas de pino piñonero que hay en España, representan un medio de vida de la población rural asentada en las áreas de bosques productores y el declive actual de las producciones alerta sobre la supervivencia de este sector productor.

Situación actual

Ante esta situación resulta imprescindible la adopción de medidas que contribuyan a salvar un sector productivo e industrial cuya viabilidad ha sido una realidad hasta hace unos 5-10 años, cuando para desarrollarse no recibía ningún tipo de ayuda y creaba riqueza de manera autónoma. Este declive, en ningún caso se produce por la falta de aprecio del producto entre los consumidores, más bien al contrario, existe una preocupación ante la falta de piñones de P. pinea en el mercado.

El Oficio de piñero

Persona que recolecta la piña en el árbol, está desapareciendo en todas las zonas de pinares de Pinus Pinea, y con ellos el mantenimiento de esos puestos de trabajo en las zonas rurales afectadas y la conservación de los pinares en los trabajaban. El piñero tradicional vive en el pueblo donde se realiza la recolección, conoce el monte, lo limpiaba y mantiene, colaborando en la lucha contra los incendios como agente de prevención. El progresivo descenso de las cosechas ha obligado a abandonar el oficio a la mayoría de las personas, ya que no se puede vivir de él.

Los datos muestran una caída del número de licencias de recolección solicitadas, un abandono creciente del oficio de los piñoneros y unas dificultades importantes a nivel industrial. No se puede olvidar que el tejido empresarial que está en peligro actúa como agente dinamizador en muchas zonas rurales españolas y como fijador de empleo.

En muchos pinares (Cataluña, Madrid, muchas zonas de Andalucía), la recolección ha pasado a hacerse por personal no cualificado, muchas veces inmigrante, que en lugar de “bajar la piña” por acuerdo con la entidad propietaria del monte, la recolectan sin contrato o se roba para posteriormente venderla en básculas instaladas por los industriales, o peor aún, por intermediarios que encarecen el producto, almacenan en condiciones no controladas y posteriormente colocan el producto en la cadena alimentaria sin control de trazabilidad alguno.